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La publicación de los PMIs sugieren que las perspectivas de crecimiento en la eurozona son claramente pesimistas. En el actual contexto de rápido deterioro de las condiciones de crecimiento a corto plazo y de inflación subyacente todavía incómodamente alta en la eurozona, ya advertimos que la reunión del BCE de la semana sería la última oportunidad para que el banco central subiera los tipos sin que la economía entrara en recesión. Afortunadamente, el BCE adoptó el mismo punto de vista y subió los tipos 25 puntos básicos, hasta el 4%, al tiempo que preveía un crecimiento plano en el tercer trimestre y una mejora marginal hasta el 0,1% en el cuarto. Hoy, la lectura de los PMI de las dos principales economías y del conjunto de la eurozona, no solo han reforzado esta retórica, sino que los modelos Nowcast elaborados por el proveedor de la encuesta PMI, el Hamburg Commercial Bank, apuntan ahora a una recesión total del 0,4% intertrimestral en la zona euro en el tercer trimestre, con contracciones del sector privado del 1% intertrimestral en Alemania y del 0,2% en Francia.

Esto, junto a que en ambos países, la tasa global de inflación de la producción se mantuvo por encima de las medias a largo plazo, con la totalidad del impulso inflacionista procediendo del sector servicios,apunta a que el panorama general que ofrecen los PMI preliminares de septiembre es el de una grave estanflación.

Las cifras principales probablemente subestiman la gravedad de las perspectivas económicas

Aunque esto no se refleja necesariamente en los datos principales, que en general mejoraron fuera de Francia, debido sobre todo a que el crecimiento del empleo en el sector servicios sigue siendo positivo, los detalles del informe sugieren que la realidad económica de la eurozona es en realidad mucho peor de lo que sugieren los datos principales. El índice de producción manufacturera se mantuvo en 43,4, lo que indica que la caída de la producción en este sector sigue siendo más pronunciada que en los servicios. Esto se debe en gran parte a la caída de los nuevos pedidos en la eurozona, por cuarto mes consecutivo, siendo la de septiembre la más pronunciada desde noviembre de 2020. Por su parte, el repunte del índice de servicios impulsó el aumento del índice general, aunque la subida de 0,5 puntos hasta el 48,4 fue decepcionante, dado el probable efecto de arrastre de los datos estacionales de los últimos meses. Si bien los pedidos del sector manufacturero volvieron a contraerse rápidamente, la aceleración del ritmo general de descenso se centró en el sector servicios donde, excluyendo el periodo de la pandemia, el descenso de los nuevos pedidos fue el mayor desde mayo de 2013.

No obstante, podemos extraer algunos resquicios de esperanza

Uno de los aspectos positivos de los datos es que, a pesar del deterioro de las perspectivas de la demanda, las empresas del sector servicios siguieron aumentando su plantilla, aunque a un ritmo lento, tanto en Francia, Alemania y la eurozona. No obstante, nuestra visión de que esto continúe apoyando el crecimiento de la zona euro en el futuro se está agotando, principalmente porque los costes de los insumos siguen subiendo debido al aumento de los costes salariales y a la creciente incapacidad de trasladar esto al consumidor, lo que sugiere que los márgenes de beneficio de las empresas se están reduciendo. Si bien esta será una buena noticia para el BCE, que estimó que dos tercios de la inflación del año pasado se debieron a un comportamiento oportunista de las empresas en materia de precios, sugiere que los niveles de empleo en la eurozona probablemente hayan tocado techo.

El otro dato positivo fue que la mayor parte de la contracción de la actividad en la zona euro se registró en Alemania y Francia, mientras que la actividad en el resto de la zona euro se mantuvo estable en septiembre. No obstante, hay que tener en cuenta que, en cualquier caso, cuando Alemania y Francia estornudan, el resto de la eurozona tiende a enfermar en cuestión de tiempo.

Las perspectivas, en general, no son demasiado optimistas

Aunque en general podríamos suponer que una recesión no sería necesariamente mal recibida en el BCE, ya que ayudaría en la batalla del banco central contra la inflación, no lo hará a un coste cero. Hasta entonces, los datos entrantes de inflación, mercado de trabajo y crecimiento serán claves para determinar el ritmo de deterioro de las perspectivas en la eurozona. En general, los datos de los PMI de hoy no son un buen augurio para la renta variable de la eurozona ni para el EURUSD. Aunque las mejoras marginales en algunas de las cifras de PMI de hoy hicieron que el EURUSD no se hundiera en los 1,05 como habíamos advertido, creemos que la probabilidad de que la moneda única caiga a sus mínimos del año hasta la fecha es alta. La esperanza alcista para el euro reside ahora fuera de sus fronteras.

Una mejora de los datos de crecimiento chinos, para lo que serán clave los PMI Caixin de la próxima semana, o una ralentización controlada del crecimiento estadounidense sin desatar temores de recesión podrían ser los salvavidas que eviten que el EURUSD vuelva a los mínimos vistos por última vez a principios de marzo.

 

 

Autor:

María Marcos, Analista de Mercado

 

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