En agosto se cumplieron en gran medida nuestras previsiones alcistas sobre el dólar, ya que los mercados estivales se dejaron llevar por el tema del excepcionalismo estadounidense mientras se deterioraban los datos de la eurozona y aumentaba la preocupación por las perspectivas de crecimiento de China. De cara al futuro, la consideración clave para los mercados será la magnitud de la desaceleración de la eurozona, la probabilidad de un estímulo más tangible por parte de las autoridades chinas, y si los nuevos indicios de un aterrizaje suave en EE.UU. impulsarán en última instancia el apetito mundial por el riesgo o mantendrán a los inversores en una mentalidad más selectiva fuera del dólar. En cuanto al crecimiento de la eurozona, los últimos datos de inflación y salarios del continente sugieren que es más probable que se produzca una nueva subida de tipos en septiembre, aunque las condiciones de crecimiento sigan siendo débiles. Al igual que en Nueva Zelanda y Suecia, parece que el BCE tendrá que inducir una recesión para influir en las presiones de los precios subyacentes. Mientras tanto, en China, los funcionarios siguen mostrando preferencia por ajustar una multitud de medidas periféricas para sofocar la ralentización del crecimiento y mantener sus objetivos económicos a más largo plazo. En consecuencia, esperamos una mayor relajación monetaria en los próximos meses, junto con una continua relajación de las medidas macroprudenciales. Si los datos de actividad sugieren que el crecimiento del 5% este año sigue siendo inalcanzable a mediados del cuarto trimestre, esperamos que se anuncien medidas de estímulo fiscal más tangibles, ya que no alcanzar el objetivo de crecimiento «alcanzable» justificaría un cambio de régimen en la economía política de China. Sin embargo, observamos que esto supone un riesgo para nuestra hipótesis de base, en la que la ralentización del crecimiento se gestiona, en cambio, a través de canales crediticios y regulatorios. En consecuencia, no esperamos que mejore a corto plazo la confianza en el crecimiento mundial, salvo en Estados Unidos. En este entorno, esperamos que los datos que sugieren un aterrizaje suave en EE.UU. pesen sobre los rendimientos del Tesoro, pero no necesariamente sobre el dólar, al menos no de forma duradera. Por ello, hemos revisado a la baja nuestra previsión de una caída estructural del dólar y no esperamos que el índice DXY caiga por debajo del nivel de 100 en los próximos 6 meses. En cambio, seguimos favoreciendo al billete verde frente a las divisas sensibles al rendimiento (JPY) y al crecimiento (EUR y CNY), mientras que seguimos creyendo que las divisas con sólidos fundamentales obtendrán mejores resultados.
Puede leer nuestro informe de previsiones de divisas para septiembre de 2023 aquí:
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Autoras:
Simon Harvey, Director de Análisis de Mercado FX
Jay Zhao-Murray, Analista de Mercado
María Marcos, Analista de Mercado
Nick Rees, Analista de Mercado