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La inflación general y subyacente de enero ha seguido dando señales de una ralentización del proceso desinflacionista en México a principios de año, confirmando que no es una tendencia aislada al 4T de 2023.

La inflación general subió un 0,89% intermensual, por encima del 0,71% de diciembre y alcanzando el ritmo más alto desde marzo de 2022. La tasa interanual en enero se ha situado en el 4,88%, 0,22 puntos porcentuales por encima de la lectura de diciembre, en línea con las expectativas, registrando la tercera subida consecutiva desde que se alcanzó el 4,26%, nivel mínimo de los últimos 38 meses, en septiembre. Por su parte, la inflación subyacente aumentó un 0,40%, por encima del consenso de los economistas del 0,39%, pero algo inferior al 0,44% registrado en diciembre. En términos interanuales, la inflación subyacente volvió a ralentizarse hasta el 4,76% desde el 5,09% del mes anterior, lo que supuso una caída de 3,69 puntos porcentuales desde enero del año pasado. No obstante, creemos que este dato se explica en gran parte por unos efectos base positivos. Esto, junto con los desfavorables datos de de servicios básicos, demuestran que los niveles de inflación siguen siendo incómodamente altos para Banxico que, en su primera reunión de política monetaria del año, dedicó buena parte de sus esfuerzos en recalcar el balance de riesgos para la inflación aún está sesgado al alza, y el mercado laboral se mantiene fuerte y la economía aún opera con brechas positivas de producción y mercado laboral a pesar de la moderación del crecimiento en el 4T23. En conjunto, los últimos datos de inflación y el énfasis puesto en los riesgos al alza de la inflación en la primera decisión de política monetaria de Banxico este año nos llevan a creer que el primer recorte de tipos no tendrá lugar hasta mayo, aunque, con su orientación dejando la puerta abierta a marzo, no podemos descartar por completo un recorte más temprano si los datos de inflación de febrero muestran un renovado progreso en la desinflación.

Banxico dejó muy claro en su última declaración de política monetaria que los riesgos para sus perspectivas de inflación siguen inclinándose al alza.

El comunicado hacía hincapié en la decepcionante dinámica de la inflación no subyacente, que aumentó un 2,4% en enero y podría seguir contribuyendo positivamente a la inflación debido a los riesgos geopolíticos y a las condiciones meteorológicas. En este sentido, el desglose de los datos de enero, la inflación de frutas y hortalizas volvió a alcanzar un nuevo máximo de dos años con una tasa mensual del 9,53%. Los expertos ya atribuyen gran parte de la culpa al fenómeno de El Niño como uno de los principales responsables, ya que no solo suele provocar malas cosechas de maíz en Centroamérica, sino que las lluvias torrenciales también impulsan la inflación de las materias primas energéticas, mientras que la inflación de los bienes también puede surgir por los niveles estacionalmente bajos de agua en el canal de Panamá, por ejemplo. Con este riesgo latente, y de acuerdo con la reciente dinámica de la inflación, los responsables políticos de Banxico revisaron al alza su trayectoria general para el corto plazo y ahora prevé una inflación del 4,7% en el 1T24, desde el 4,3% anterior, aunque mantienen sus previsiones de final de año intactas en el 3,5%. Sin embargo, los riesgos al alza para la inflación no se limitaron a los componentes no básicos. Banxico también señaló una resistencia mayor de la esperada y la depreciación del tipo de cambio como un riesgo al alza, lo que sugiere que la relajación de la política podría estar determinada por el momento y el ritmo de la relajación de la Fed. De ser cierto, esto confirma aún más nuestra opinión de que Banxico no se moverá hasta mayo, con la Fed probablemente recortando a principios de mayo bajo nuestro caso base. Desde un punto de vista más optimista, la inflación subyacente se revisó a la baja del 4,7% al 4,6%, pero la rebaja marginal pone de manifiesto la falta de confianza en la desinflación general.

Mientras la evolución de la inflación subyacente está mostrando un comportamiento más favorable para las expectativas de Banxico, la tasa anualizada a tres meses muestra que el fortalecimiento de la tasa general podría poner en riesgo el avance de la inflación en México

Si bien las revisiones de las previsiones de inflación y el reconocimiento explícito de los riesgos al alza fueron un factor diferenciador en esta decisión, el cambio de tono fue notable.

La orientación pasó del anterior “la tasa de política deberá mantenerse en su nivel actual por algún tiempo» a  «(la Junta de Gobierno) comenzará a evaluar la posibilidad de ajustar la tasa de referencia sujeto a la información disponible», dando a entender que seguirán de cerca las próximas publicaciones de datos para decidir finalmente la fecha de inicio del ciclo de normalización de su política monetaria. En nuestra opinión, esto se traduce en que si bien un recorte en marzo es definitivamente una opción, los resultados del informe de inflación de febrero determinarán sí esta es la fecha finalmente elegida, o si se inclinan hacia un recorte en el segundo trimestre, probablemente en mayo. Por otro lado, el comunicado hace referencia al seguimiento actual de la Junta de Gobierno del impacto de la postura restrictiva de la política monetaria sobre la trayectoria de inflación en la que opera la política monetaria. Nuestra lectura apunta a que Banxico está más pendiente que nunca de la fortaleza de la tasa ex ante, actualmente en el 7,5%, para determinar la efectividad de la transmisión de la política monetaria, especialmente después de los débiles datos de crecimiento del 4T.

Finalmente, la mención por parte de Banxico de la depreciación de las divisas como un riesgo al alza para la inflación, no hace pensar que podrían alinear su ciclo de relajación con el de la Reserva Federal, de forma análoga a como ya hicieron con el ciclo de endurecimiento.

En conjunto, tras los datos de inflación de enero y la primera reunión de política monetaria de Banxico en 2024, creemos que las intenciones y preocupaciones están más claras que nunca. Dada su orientación y las previsiones de inflación revisadas, creemos que es más probable que Banxico retrase cualquier flexibilización hasta el segundo trimestre, pero no ha descartado por completo un recorte en marzo si los datos de inflación de febrero muestran una mejora notable. Si los datos confirman nuestra hipótesis de base de que los recortes se retrasarán hasta el segundo trimestre, es probable que el MXN siga siendo una de las divisas emergentes más defensivas en esta última oleada de apreciación generalizada del USD.

 

 

Autora:
María Marcos, Analista de mercados

 

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