Tras la ronda de publicaciones nacionales de inflación de los últimos días, los datos agregados de la eurozona de hoy han revelado que probablemente los responsables del BCE seguirán sin comprometerse sobre el calendario de recortes de tipos, insistiendo en una postura dependiente de los datos que descarte la opción de recortes en marzo.
La impresión preliminar de enero ha superado ligeramente la expectativas, situando la inflación anual 0,1 puntos porcentuales por encima del consenso de los economistas, tanto en su lectura general, hasta el 2,8%, como en la subyacente, hasta el 3,3%. Pese a ello, creemos que la relajación de ambos datos con respecto al mes anterior podría ser suficiente para que los expertos del BCE rebajen las previsiones de inflación para este año en su actualización de proyecciones macroeconómicas en su próxima reunión, lo que creemos que sentaría las bases para un primer recorte en abril en línea con nuestra opinión. Esto vendría también confirmado con el estudio de la evolución de la inflación de los servicios que, pese a que se haya estancado en el 4% durante tres meses consecutivos, la tasa media móvil a tres meses, más puntual, lleva cuatro meses consecutivos en terreno de desinflación.
Si además tenemos en cuenta que los últimos índices de gestores de compras (PMI) siguen mostrando un débil crecimiento, que debería debería empezar a afectar a las empresas a la hora de repercutir el aumento de los costes de los insumos en el consumidor final, junto a un mercado laboral que se está enfriando, es probable que esta tendencia persista al menos a corto plazo. Algo que los datos nacionales de España, Francia y Alemania nos venían adelantando esta semana.
Si bien es cierto que la subida del IVA en Alemania y la actualización de las ponderaciones de la cesta de la compra han enturbiado las aguas de antemano, los datos de hoy confirman en gran medida el mensaje de la presidenta Lagarde en la reunión del BCE de la semana pasada: la inflación sigue avanzando en la dirección correcta para el BCE. En términos intermensuales, se estima que los precios cayeron en enero un -0,4%, una caída significativa respecto al 0,2% de diciembre. En términos interanuales, los precios de la energía proporcionando la mayor contribución a la baja, con una caída interanual del 6,3%, con efectos de base que deprimen las lecturas principales anuales incluso a pesar de la subida del precio de los alimentos, el alcohol y el tabaco que subieron un 5,7% en enero. Si se excluyen los componentes volátiles, los precios cayeron un -0,9% en enero. Sobre una base desestacionalizada anualizada de 3 meses, la inflación subyacente se sitúa ahora sustancialmente en territorio desinflacionista tras haberse mantenido plana los dos meses anteriores. Sin embargo, la inflación de los servicios continúa siendo en enero el área de la cesta de consumo en la que el avance de la desinflación parece haberse estancado.
Dado el énfasis puesto en esta medida por la Presidenta Lagarde en sus comunicaciones, y con tan sólo una lectura más antes de la reunión de marzo, creemos que esto hará que los responsables políticos continúen insistiendo en una postura dependiente de los datos y que, por lo tanto, no rebajen los tipos en marzo.
Aun así, confiamos en que la desinflación en la lectura de servicios repunte en los próximos meses, dada la evidencia de que el mercado laboral se está suavizando y la probable reducción del poder de fijación de precios de las empresas debido a los niveles más débiles de la demanda de los consumidores. Este hecho debería ser reconocido por el BCE en marzo, a través de rebajas significativas de las previsiones de inflación a corto plazo de los expertos del Eurosistema. Teniendo en cuenta, además, que la inflación general ya se sitúa por debajo de las previsiones del Banco, junto a los escasos indicios de inflación energética y a los efectos de base favorables, esto deberían conducir a una desinflación sostenida en la medición anual. Y no sólo eso. Como ya se ha mencionado, los débiles niveles de crecimiento confirmados con los recientes datos de actividad en la eurozona, que apuntan concretamente a la debilidad en la demanda de consumo, deberían mantener el actual ritmo de desinflación subyacente, especialmente en los servicios.
En conjunto, creemos que la opinión de que el menor ritmo de desinflación llevará al BCE a mantener la política monetaria después de la reunión de abril es una lectura demasiado simplista de los datos. A medida que esto se aclare, esperamos que los mercados confíen más en la opinión de que el BCE tendrá que recortar los tipos pronto y de forma agresiva para evitar una recesión más sombría. En un contexto de datos estadounidenses más sólidos y una Fed más cauta, esto debería ejercer una mayor presión a la baja sobre el EURUSD.
Autora:
María Marcos, Analista de mercados