La inflación general y subyacente de febrero se situó en general en línea con las expectativas, mostrando que, aunque el proceso desinflacionista sigue avanzando a mediados del primer trimestre en México, el ritmo al que progresa sigue desacelerándose.
La inflación general se mantuvo prácticamente sin cambios respecto al mes anterior, aumentando sólo un 0,09% en febrero, muy lejos del 0,89% de enero. Con ello, la tasa interanual se situó en el 4,40%, casi medio punto porcentual por encima de la lectura del mes anterior, pero en línea con las expectativas del 4,42%. Esto significa que la inflación general ha caído por primera vez desde octubre, cuando la tasa de inflación cayó a un mínimo de 32 meses. Aunque Banxico se congratulará por el renovado avance de la inflación general, la subyacente aumentó un 0,49%, el ritmo de crecimiento más rápido de los últimos 11 meses. En términos interanuales, la inflación subyacente se desaceleró hasta el 4,64% desde el 4,76% del mes anterior, acumulando una caída de casi 4 puntos porcentuales desde enero del año pasado. Sin embargo, seguimos creyendo que esto se explica en gran medida por efectos de base positivos. Esto, junto con los fuertes datos desfavorables de los servicios básicos, que han alcanzado un nuevo máximo de 9 meses en la lectura intermensual, siguen apoyando nuestra percepción de que los niveles de inflación siguen siendo incómodamente altos para Banxico. No sólo eso, sino que en la reunión de febrero, la única celebrada en lo que va de año, los miembros de la Junta de Gobierno de Banxico dedicaron gran parte de sus esfuerzos a subrayar que el balance de riesgos para la inflación sigue sesgado al alza, especialmente porque el mercado laboral se mantiene fuerte y la economía sigue operando con brechas de producción positivas a pesar de la moderación del crecimiento en el 4T23. Los últimos datos sugieren que estos riesgos no han disminuido desde entonces, lo que significa que un recorte de tipos por parte de Banxico en su reunión del 21 de marzo es muy poco probable.
En su lugar, creemos que es más probable que Banxico recorte los tipos en mayo, donde el mantenimiento de una política monetaria más restrictiva debería pesar aún más sobre la inflación nacional.
Como apuntamos, la inflación subyacente se perfila de nuevo como el principal foco inflacionista, liderada por un notable repunte de la inflación subyacente de los servicios hasta el 0,61% en enero, su nivel más alto desde junio de 2023. En conjunto, la fortaleza del componente de servicios parece seguir estando impulsada principalmente por factores más estructurales, como la rigidez del mercado laboral y el rápido crecimiento de los salarios nominales, que han repuntado hasta el 9,3% a principios de año. En consecuencia, la desaceleración de la tasa de inflación general de México se debió principalmente al comportamiento del componente no básico, que cayó un -1,1% intermensual en febrero, su mayor descenso desde agosto de 2023 y en marcado contraste con el aumento del 1,44% registrado en noviembre. Ello es reflejo, en gran medida, de los productos agrícolas, que cayeron un -4,6% respecto al mes anterior, la caída más acusada desde febrero de 2019. Detrás de este importante descenso estaría la inflación de frutas y hortalizas, que cayó un -8,43% en enero, especialmente liderada por una caída intermensual del -41,8% en el precio del tomate y del -20,71% en el del chile poblano.
La fortaleza de la inflación subyacente es más que suficiente para retrasar el recorte de Banxico hasta mayo
Esto es algo que Banxico dejó muy claro en su último comunicado de política monetaria. Los riesgos al alza señalados por la Junta de Gobierno en febrero llevaron a los responsables de la política monetaria a revisar al alza su senda a corto plazo para la inflación del 4,3% al 4,7% en el 1T24, al tiempo que mantenían sin cambios su previsión para finales de año en el 3,5%. Entre los riesgos al alza, nos llamó la atención el hecho de que Banxico también señalara una resistencia y una depreciación del tipo de cambio mayores de lo previsto, lo que a nuestro juicio sugería que la relajación de la política podría estar determinada por el calendario y el ritmo de la relajación de su homólogo estadounidense. Dado que las expectativas de relajación de la Fed se han retrasado aún más desde la última reunión de Banxico, la publicación de hoy confirma aún más nuestra opinión de que Banxico no se moverá hasta mayo, y que la Fed probablemente recortará a principios de junio según nuestro escenario base.
En su próxima reunión, creemos que la dirección de Banxico volverá a centrar la futura relajación en la fortaleza del mercado laboral y, por tanto, en la inflación subyacente. Si esto ocurriera, creemos que probablemente sería una confirmación semioficial de que los recortes se retrasarán hasta el segundo trimestre.
Autora:
María Marcos, Analista de Mercado