La publicación de los índices de gestores de compras (PMI) preliminares de noviembre han confirmado la continuación de la ralentización del crecimiento económico en la eurozona en términos generales.
En Francia, los datos de noviembre apuntan a intensificación de la tendencia de contracción iniciada en junio debido no solo a una notable caída de la actividad de las empresas de servicios, a un ritmo muy similar al de octubre, sino también a una caída al ritmo más rápido en tres años de la demanda amplia de bienes y servicios. No obstante, y pese a que las expectativas de las empresas de cara a los próximos 12 meses también se han deteriorado en noviembre, el informe señala que las empresas de servicios pudieron repercutir los mayores costes a los clientes, lo que sugiere que la recesión aún no es demasiado grave. Mientras tanto, en Alemania, las cifras de noviembre confirman nuestra valoración de que la economía alemana se encuentra, desde el tercer trimestre, en recesión. No obstante, la desaceleración mostró signos de atenuación, ya que la actividad empresarial cayó al ritmo más lento de los últimos cuatro meses.
Aunque la última ronda de PMI también mostró signos de reaparición de las presiones inflacionistas, esto es menos preocupante que a principios de año, ya que el impulso económico subyacente y la rigidez del mercado laboral se han moderado, lo que sugiere que la tendencia desinflacionista probablemente siga intacta.
En cualquier caso, el interés de esta última publicación no se limita a los datos de producción o a la evolución de la demanda, sino que muestra por primera vez que la contínua contracción del crecimiento en la eurozona está empezando a evidenciarse en el mercado laboral. En Francia, la capacidad empresarial no utilizada hizo que el índice de empleo del sector privado cayera por primera vez en 3 años, confirmando los datos del INSEE que sugieren que la tasa de desempleo aumentó tanto en el segundo como en el tercer trimestre. Por otra parte, el continuo agotamiento de la cartera de pedidos en Alemania, especialmente entre las empresas manufactureras que se enfrentan desde hace algún tiempo a unas perspectivas de demanda difíciles, también está empezando a pesar sobre el empleo. El ritmo de pérdida de puestos de trabajo en el sector manufacturero alemán fue el más rápido en más de tres años, y aunque el empleo en el sector servicios se estabilizó tras los descensos marginales de los dos últimos meses, las perspectivas del mercado laboral alemán aún no han mejorado, dado que la economía seguirá contrayéndose en los próximos trimestres.
En conjunto, y aunque las cifras alemanas hayan proporcionado un impulso positivo a las perspectivas de crecimiento de la eurozona, creemos que aún es demasiado pronto para ser constructivos con respecto a la economía de la zona euro y al euro.
Como mencionamos más arriba, el hecho de que las empresas estén volviendo a ser capaces de repercutir parcialmente el aumento de los costes de los insumos en el consumidor final podría ser señal de que la recesión es más débil, lo que podría apoyar el argumento de que los tipos de interés oficiales deberán seguir siendo restrictivos en la eurozona durante algún tiempo. Pese a esto, no descartamos nuestra opinión de que pueda haberse producido un sobre endurecimiento de la política monetaria, que lleve a una recesión más profunda en la zona del euro y a la necesidad de una relajación monetaria más temprana por parte del BCE.
En definitiva, aunque los índices PMI preliminares de hoy han proporcionado al euro un poco de viento de cola, creemos que es demasiado pronto para mostrarse constructivos con la moneda única a estos niveles, lo que nos lleva a descartar un repunte del euro hasta el nivel de 1,10, a menos que los datos económicos de EE.UU. sigan apuntando hacia una mayor relajación de la Reserva Federal sin suscitar preocupaciones de recesión.
Autora:
María Marcos, Analista de mercados