En su última reunión del año, Banxico mantuvo por sexta vez consecutiva el tipo de referencia sin cambios en el 11,25% en lo que fue una decisión unánime y ampliamente anticipada.
No obstante, el comunicado no estuvo exento de algunas sorpresas. Si bien la narrativa de noviembre había sugerido que la Junta de Gobierno estaba sentando las bases para un recorte a principios de 2024, ayer los responsables políticos del banco optaron por continuar subrayando los aún elevados riesgos al alza de la de servicios, algo que confirmó la revisión al alza de las previsiones del banco sobre la trayectoria de la inflación general y subyacente.
En nuestra opinión, la moderación del sesgo agresivo de Banxico en la reunión de noviembre no supuso en ningún caso un posible adelanto del inicio del ciclo de recortes el próximo año.
Como ya advertimos, el cambio del lenguaje en la última declaración de política monetaria no se interpretó como abiertamente moderado, al subrayar que los riesgos para la inflación durante el horizonte de pronóstico seguían “sesgados al alza”, sino que nos dio a entender que el banco estaba preparando a los mercados para una flexibilización de la política a principios de 2024, en lugar de unirse a sus socios de la región en la flexibilización este año.
Con la declaración adjunta manteniéndose prácticamente sin cambios con respecto a la reunión anterior, creemos que el énfasis de Banxico sobre los riesgos al alza para la inflación confirman nuestra hipótesis de que probablemente no inicie su ciclo de suavización hasta el primer trimestre de 2024. A pesar del enfriamiento de las cifras principales y subyacentes, el fuerte crecimiento de los precios de los servicios y el repunte del ritmo de la inflación general en noviembre confirmaban que, efectivamente, el proceso de desinflación en México podría estar perdiendo fuerza en el último trimestre del año.
Es por tanto evidente que, para barajar un inicio más temprano probablemente serán necesarias pruebas claras de que la fortaleza de la inflación está remitiendo a través de una relajación de las condiciones del mercado laboral, una moderación del crecimiento salarial o un repunte de la productividad, algo que no esperamos que ocurran tan pronto como el próximo informe de inflación.
En cualquier caso, el momento exacto del inicio de la suavización monetaria en México es aún una incógnita. Parece que ahora mismo el debate entre analistas se centra en si la fecha escogida será la reunión de febrero, la primera de 2024, o la reunión de marzo. Si bien nos inclinamos más hacia la opción más tardía, habiendo señalado en múltiples ocasiones que creemos que los riesgos se inclinan hacia un inicio más tardío, creemos que con independientemente del momento exacto del primer recorte, la reunión de diciembre parece apuntar a que los tipos probablemente bajarán lentamente. No obstante, quizá lo más llamativo de que Banxico hiciese tanto énfasis en la balanza de riesgos al alza para la inflación inclinada, es que revela que la Junta de Gobierno no se siente tan cómoda como la Reserva Federal a la hora discutir el próximo inicio de recortes, algo especialmente relevante teniendo en cuenta la evolución de ambas políticas monetarias en los últimos meses.
En cualquier caso, y a pesar del peso que tendrá la postura adoptada por la Reserva Federal, nos mantenemos en la opinión de que la postura actual de Banxico seguirá respaldando al peso mexicano, lo que le llevará a terminar el año en niveles cercanos a nuestra previsión del 17,4 para finales de 2023.
La evolución de los diferenciales de rentabilidades entre EE. UU. y México se sitúa en el punto de mira de los mercados
Autora:
María Marcos, Analista de mercados