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La inflación general y subyacente en México se situó ligeramente por debajo del consenso de economistas que apuntaban a un repunte notable de la inflación en marzo debido a los efectos estacionales de una Semana Santa adelantada.

No obstante, la tendencia de los datos revela una vez más que, aunque el proceso desinflacionista ha seguido avanzando a finales del primer trimestre en México, el ritmo al que progresa sigue desacelerándose. La inflación general aumentó un 0,29% en marzo en términos intermensuales que, pese a que se sitúa lejos del 0,09% registrado en febrero, sigue siendo una de las tasas más débiles de los últimos 12 meses. Con ello, la tasa interanual se situó en el 4,42%, tan sólo dos centésimas por encima de la lectura del mes anterior y significativamente por debajo de las expectativas del 4,50%. Esto significó que la inflación general aumentó moderadamente con respecto al mes anterior, después de que cayera en términos interanuales en febrero por primera vez desde octubre de 2023. Sin embargo, el hecho de que la inflación sólo aumentase ligeramente en marzo y se situara por debajo de la previsión del Banxico para el primer trimestre del 4,7%, con una lectura del 4,57%, valida de todos modos la decisión del banco central del mes pasado de recortar los tipos 25 puntos básicos, hasta el 11%. Sin embargo, no todo son buenas noticias para Banxico. El ritmo subyacente de la inflación refleja una vez más riesgos al alza para el tipo general de cara al futuro. Mientras tanto, la inflación subyacente aumentó un 0,44%, tan sólo marginalmente por debajo de la cifra de febrero que consiguió situarse como el ritmo de crecimiento más rápido de los últimos 11 meses. En términos interanuales la inflación subyacente se desaceleró nuevamente hasta el 4,55% en marzo desde el 4,64% del mes anterior. Sin embargo, el ritmo subyacente de la inflación subyacente también sigue siendo elevado, del 5,45%. Esto sugiere que la desinflación podría pronto dejar de ser visible en la medida anual si se mantiene el impulso actual. Esto, junto con los fuertes datos desfavorables de los servicios básicos, que han alcanzado un nuevo máximo de 10 meses en la lectura interanual, siguen apoyando nuestra percepción de que los riesgos al alza de la inflación siguen siendo incómodamente relevantes para Banxico.

Teniendo en cuenta que en la reunión de marzo la totalidad de los miembros de la Junta de Gobierno dedicaron gran parte de sus esfuerzos a subrayar que el balance de riesgos para la inflación sigue sesgado al alza, los datos de hoy confirman nuestra opinión de que Banxico no se embarcó en una secuencia ininterrumpida de recortes de tipos el mes pasado. En su lugar, es probable que el ciclo de relajación siga dependiendo de los datos y sea irregular.

De hecho, los riesgos al alza señalados por la Junta de Gobierno en febrero llevaron a los responsables de política monetaria a revisar al alza su senda a corto plazo para la inflación general del 4,3% al 4,7% y para la subyacente, del 4,5% al 4,6% para el 1T24. A pesar de que el dato oficial interanual se sitúa por debajo de las previsiones actualizadas, no sospechamos que Banxico encuentre consuelo en los datos de hoy, ya que las tasas trimestrales anualizadas revelan que la inflación seguirá aumentando en la segunda mitad del año. La inflación general aumentó un 5,20% en marzo, mientras que la subyacente se mantuvo en el 5,45% por segundo mes consecutivo. Como apuntamos, la inflación subyacente se perfila de nuevo como el principal foco inflacionista, liderada por un notable repunte de la inflación subyacente de los servicios hasta el 0,42% en marzo.

En conjunto, y pese a que parte del repunte podría explicarse por los efectos estacionales de la Semana Santa, la fortaleza del componente de servicios sigue estando fundamentalmente impulsada por factores más estructurales, como la rigidez del mercado laboral y el rápido crecimiento de los salarios nominales, que han crecido un 8,6% en febrero.

Esto fue visible en las contribuciones de la inflación. Fuera de ciertos productos energéticos, la mayor parte de la inflación de marzo procedió de componentes de consumo discrecional y, en algunos casos, de aquellos en los que el fuerte crecimiento salarial se está transmitiendo directamente. En consecuencia, la desinflación en marzo se debió principalmente al comportamiento del componente no básico, que cayó un -0,16% intermensual en febrero reflejo, en gran medida, de la desaceleración de la inflación de las frutas y hortalizas, que cayó un -3,39% respecto al mes anterior.

La todavía elevada inflación subyacente sitúa ambas lecturas anualizadas a tres meses por encima de las previsiones de Banxico para el 1T2024 

En general, los datos de marzo perfilan un panorama no tan favorable para la inflación mexicana en el primer trimestre del año que justifican el enfoque de “vigilancia” y “prudencia” que quedó latente a lo largo de la declaración de los tipos de Banxico en la reunión de marzo.

Aunque la Junta de Gobierno reconoce el avance del proceso desinflacionista en el país desde la última vez que se ajustó el tipo de referencia, los riesgos para el avance de la inflación se mantienen fundamentalmente al alza, sobre todo porque el mercado laboral se mantiene fuerte y la economía sigue funcionando con brechas de producción positivas. Dado que los últimos datos sugieren que estos riesgos no han disminuido desde entonces, creemos que la estrategia elegida por Banxico será esperar a que haya señales claras de que la inflación subyacente se está desacelerando antes de recortar los tipos de forma sostenida, lo que no esperamos que ocurra hasta bien entrado el tercer trimestre. Hasta entonces, creemos que es probable que Banxico recorte los tipos en reuniones no consecutivas con el fin de evitar una relajación excesiva de la política que podría desencadenar una reaceleración de la economía en un momento en que la inflación de los servicios sigue siendo elevada y el mercado laboral está tenso. Esto debería mantener el apoyo al MXN, aunque parece que los mercados aún no han adoptado la misma postura que nosotros, dado que el peso se encuentra actualmente rezagado con respecto a sus homólogos después de que las medidas de inflación agregada no cumplieran las expectativas.

 

 

Autora:

María Marcos, Analista de Mercado

 

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